El desierto de Atacama se está convirtiendo en un vertedero de moda

Basurero de moda: Cada año llegan a Chile alrededor de 59.000 toneladas de ropa nueva y usada sin vender provenientes de todo el mundo. Enormes cementerios de ropa se están formando en el desierto de Atacama.

El consumo excesivo y fugaz de ropa, con redes capaces de lanzar más de 50 temporadas de nuevos productos al año, ha provocado que los residuos textiles crezcan exponencialmente en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse. Se trata de ropa fabricada en China o Bangladesh y comprada en Berlín o Los Ángeles antes de tirarla.

Al menos 39.000 toneladas terminarán en el interior del desierto, en la región de Alto Hospicio, uno de los destinos finales de la “moda rápida”, reveló un reporte de la AFP. “Esta ropa viene de todas partes del mundo”, dijo un ex trabajador en la zona de importación.

El desierto de Atacama se ha convertido en un gran basurero de la moda

Informes sobre la industria textil han expuesto el alto costo de la moda rápida, con trabajadores mal pagados, denuncias de trabajos infantiles y deplorables condiciones de producción en masa. Hoy, cifras devastadoras se suman a su inmenso impacto ambiental, comparable al de la industria petrolera.

La producción mundial de ropa se duplicó entre 2000 y 2014, según la ONU. El modelo dominante en el sector es el de la “moda rápida”, que ofrece colecciones de ropa a los consumidores a precios bajos.
Chile es uno de los principales destinos de ropa hecha en Asia y usada en Europa o Estados Unidos antes de ser desechada, y el desierto de Atacama se ha convertido en un vertedero clandestino de moda rápida.

Así lo reveló un reporte de la AFP, que mostró enormes montículos de ropa con un peso de alrededor de 59.000 toneladas ingresando a la zona franca del puerto de Iquique. “Al menos 39.000 toneladas terminan como basura escondidas en el desierto de la región de Alto Hospicio, en el norte de Chile, uno de los destinos finales de la ropa ‘de segunda mano’ o de temporadas anteriores”, dice el informe.

“Esta ropa viene de todas partes del mundo”, explicó a los medios Alex Carreño, ex trabajador de la zona de importación.

En los basureros textiles de este desierto chileno es posible ver una bandera estadounidense, un par de faldas, ver un “muro” de pantalones con etiquetas y hasta pisar una colección de chompas con los motivos navideños tan populares en las fiestas navideñas. “El problema es que la ropa no es biodegradable y contiene químicos, por lo que no es aceptada en los basureros municipales”, dijo Franklin Zepeda, fundador de EcoFibra, una empresa de economía circular con una fábrica en Alto Hospicio que produce paneles de aislamiento térmico a partir de estas prendas desechables.

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Pero la ropa enterrada o expuesta también libera contaminantes al aire y cuerpos de agua subterráneos típicos del ecosistema del desierto. La moda es tan tóxica como los neumáticos o los plásticos.

Montañas de ropa en el desierto

Los comerciantes de ropa en la capital Santiago, 1.800 kilómetros al sur, compran parte de ella, mientras que gran parte se pasa de contrabando a otros países latinoamericanos. Sin embargo, al menos 39.000 toneladas de ropa, que no se pueden vender, acaban en vertederos en el desierto.

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