La boda de Harry y Meghan Markle, que se llevó a cabo el 19 de mayo, dio la vuelta al mundo.
Mucha gente siguió cada detalle de esta unión, especialmente los looks de las invitadas y, por supuesto, de la novia.
Pero este no fue de lejos el matrimonio más importante de la familia real británica.
Eso es porque después del 29 de julio de 1981, era prácticamente imposible superar la importancia de una boda a la que asistían aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo.
Esta fue la dimensión de la unión entre el Príncipe Carlos y Lady Diana Spencer, más conocida como Lady Di.
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Las calles de la capital británica se llenaron con unas 600.000 personas, que se agolpaban para ver aunque fuera un pequeño trozo del voluminoso vestido de la novia.
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Un icono de la audacia, la princesa Diana tenía solo 20 años cuando se unió al príncipe Carlos, pero ya parecía saber lo que estaba haciendo.
Según los estilistas que diseñaron su vestido de novia, Diana participó en todo el proceso de creación.
Inspirado en la época victoriana, el extravagante vestido de tafetán color marfil, que apenas cabía en el vehículo que la llevó a St. Paul, se bordaron cerca de 10.000 perlas, lentejuelas y encajes.
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El velo de tul fue considerado el más largo de la historia real: 7,6 metros. La tiara fue heredada del siglo XVIII, y los zapatos de seda fueron bordados con 452 lentejuelas y 132 perlas y tardaron 6 meses en completarse.
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Las iniciales C y D estaban bordadas en ellos, para Charles y Diana.
La ceremonia, a la que asistieron 3.500 invitados. marcó a toda una generación, y el vestido que lució Diana es, aún hoy, considerado uno de los más icónicos de todos los tiempos.
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