El amor es omnipresente hoy: películas y series lo honran, como canciones o discusiones entre amigos. Y aunque somos más libres que nunca para encontrarlo, a veces es difícil mantener una relación romántica satisfactoria. Pero, ¿cómo logramos permanecer juntos sin dejar de ser independientes? Flamencarevuelta te ofrece las claves para reinventar la pareja.
Cuestionar las razones de la pareja.
La pareja se ha convertido en una institución a la que es difícil resistirse. Para darse cuenta de esto, todo lo que tiene que hacer es hablar con una persona que esté feliz de estar soltera. Es una apuesta segura que está cansada de escuchar «encontrará a alguien pronto». Esta dictadura de la pareja implica la obligación -consciente o inconsciente- de mimetizarse con la masa de maqués. Si el amor nos cae encima a veces y nos sienta genial, mantener una relación romántica feliz a largo plazo también requiere hacernos preguntas y cuestionarnos a nosotros mismos. A menudo olvidado, lo primero que debe pensar es por qué quiere tener una relación o por qué está actualmente en una relación. ¿Estás buscando compartir una relación auténtica? ¿Para llenar algunos vacíos en tu ego? ¿Para experimentar cosas nuevas? Si las respuestas pueden ser múltiples y evolucionar con el tiempo, es fundamental identificar qué esperas del amor. Esto te permitirá tomar conciencia de tus necesidades y limitaciones… ¡Y a veces incluso transformarlas!
Sal de la adicción emocional
Nunca quisimos dedicarnos al amor tanto como lo hacemos hoy. Pero esto también va acompañado de toda una fantasía, no siempre muy realista. La idea de construir algo dentro de la pareja se ha hecho evidente. ¿Pero construir qué, exactamente? Si queremos reinventar la pareja, también debemos cuestionar esta noción. ¿Por qué cómo y sobre todo por qué prometer al otro un futuro del que no sabemos nada? Si es habitual hacer proyectos juntos, esta omnipresencia de proyección conduce en ocasiones a una mirada hacia el futuro ya una desinversión del presente. Pero el amor es un arte de vivir el momento: sigiloso o duradero, resiste los efectos del tiempo sólo gracias a una atención especial. El centrado en la felicidad en el presente. Así, los planes y promesas a largo plazo sirven como elementos tranquilizadores… mientras que el amor no es seguro. Y cuando la necesidad de tranquilidad es demasiado alta, la pareja puede convertirse en un lugar donde reina la dependencia emocional.
Reinventar a la pareja consiste pues en encontrar un equilibrio entre la libertad de ser, de vivir nuevas experiencias, de ser independiente y de sentirse seguro en la relación amorosa. La mejor prueba de amor es finalmente aceptar los deseos del otro, aunque no correspondan a los tuyos. Es abandonar la visión romántica del amor, que consiste en creer que el sentimiento de amor debe ser permanentemente completo. Es aceptar que tu ser querido pase por sus experiencias, si siente el deseo o la necesidad. Para ello, algunas parejas deciden no vivir juntas. Un sistema que ayudaría a mantener la independencia compartiendo momentos preciosos.
Ver el amor como una ventaja y no como un todo.
Durante el siglo XIX se produjo un cambio fundamental en nuestras sociedades: el fin del matrimonio de conveniencia y del matrimonio concertado transformó nuestra visión del amor y de la pareja. La idea de vivir una historia de amor y pasión se consagró entonces como norma, y sobre todo como meta a alcanzar. En este contexto, la pareja se ha convertido en un espacio que debe satisfacer todos los deseos y resolver todos los problemas. Si todos hemos escuchado lo maravilloso que se vuelve el día a día cuando nos enamoramos, una relación a largo plazo puede verse opacada si esperamos que nuestra pareja sea la principal fuente de nuestra felicidad. Así, una de las claves de la felicidad conyugal es salir de esta idealización inalcanzable. En otras palabras, se trata de no esperar a que una persona cumpla con todas nuestras expectativas. En un proceso de desarrollo personal, incluso es recomendable invertir esta tendencia. Toda una vida de amor solo puede tener lugar cuando eres feliz solo.
Repensar la propiedad del cuerpo del otro
Una de las grandes leyes de la pareja es la propiedad del cuerpo del otro. Aunque cuestionada por la pareja libre y el poliamor, esta noción persiste en su mayor parte, principalmente porque tiene un carácter falsamente tranquilizador. Y también lleva su parte de tonterías. Porque sí, incluso las historias de amor más bonitas tienen altibajos. Y esto es tanto más visible en nuestras sociedades: dado que el mercado del amor es muy abierto, los deseos de otros lugares pueden ser frecuentes dentro de una relación establecida. Pero, ¿por qué no podemos ver el amor de la misma manera que vemos la amistad? Si las personas celosas y enfermizas no afirman que sus amigos se asocian con otras personas, la gran mayoría de la población acepta fácilmente tener relaciones amistosas cercanas con varias personas. Sin embargo, en el contexto del amor, queda anclada la idea de que el cuerpo de nuestra pareja nos pertenece. Entonces, ¿por qué no salir de esta apropiación del cuerpo del otro? ¿Y por qué no dar paso a un amor menos egoísta y más abierto a la comunión?