Culturalmente, la sociedad ha adoptado costumbres que favorecen más a los hombres que a las mujeres. Por ejemplo, en los países orientales es “normal” que un hombre se case con varias mujeres, donde incluso se utiliza el argumento religioso como justificación de tales costumbres. Pero, ¿y si fuera al revés?
Según un estudio llamado “Desentrañando el éxito del apareamiento y probando los principios de Bateman”, dirigido por Monique Borgerhoff y Cody T. Ross, en una población humana, las mujeres se benefician mucho más de la poligamia que los hombres.
La poligamia es más beneficiosa para las mujeres que para los hombres
Los investigadores analizaron una población africana durante algunas décadas y los resultados son bastante convincentes:
“Cuando observamos la cantidad de parejas que tenía una persona, el patrón se veía así: los hombres con más esposas tenían menos hijos que los hombres con menos esposas. Y las mujeres con más maridos tenían más hijos que las mujeres con menos maridos”, dice el artículo.
Partiendo de la premisa de los amantes de las familias numerosas, concepto que se ha transformado en los últimos años, es innegable que en las poblaciones africanas, donde se ha realizado el estudio, ha sido bastante favorable, ya que existe una mayor fuente de ingresos para las mujeres, porque allí los hombres se dedican más a las prácticas de caza, pesca y agricultura.
El estudio también muestra cómo la sociedad es machista y prácticamente intocable a la hora de hablar de determinados temas, sobre todo si se trata de temas que benefician a las mujeres. Es difícil no tener juicios negativos o que contengan bromas si la mujer es independiente y quiere ser polígama. Si un hombre se decide por este “estilo de vida”, es mucho más aceptado.
Tener más de un hombre o parejas (siempre y cuando todos estén de acuerdo con este tipo de relación) puede traer, para cualquiera, algunas alegrías, calma, bienestar, así como no hay nada de malo en aquellos que prefieren estar solteros. .
A través de la poligamia, las mujeres tienen una forma de relación reconocida y aceptable, en la que ambas partes invierten tiempo y dedicación.
Por lo general, un amante no puede elegir la dirección de la relación y no puede hablar de ello con nadie. Una aventura no es reconocida por amigos, familiares o la comunidad y puede terminar con un mensaje de texto.
Por otro lado, a través de la poligamia, las mujeres tienen una forma de relación reconocida y aceptable en la que ambas partes invierten tiempo y dedicación.
